Adolfo es un chico joven de 32 años que un buen día tuvo que huir de su Barranquilla natal porque amenazaron de muerte a su familia si no lo hacía. Él es gay y por este motivo vivió una discriminación constante en los diferentes trabajos en los que estuvo, hasta que decidió emprender su propio negocio. Pero las amenazas lejos de parar, se incrementaron. Ésta es su historia de refugio contada por él mismo.
En muchos lugares del mundo, las personas LGTBI se ven obligadas a huir ante el miedo de ser detenidas, torturadas, maltratadas o incluso asesinadas por el mero hecho de serlo.
Según informa CEAR en la campaña «Ser, Sentir, Amar», En el mundo, actualmente hay 72 países que penalizan por ley a las personas LGTB, y en 8 de ellos, hasta con pena de muerte. Entre el 2008 y el 2016, se han reconocido oficialmente más de 2.200 asesinatos de personas transgénero, según el proyecto TvT.
El derecho de asilo es en muchos casos la única oportunidad que tienen para poder reconstruir su vida en un lugar seguro donde puedan vivir su orientación sexual o identidad de género de forma libre.