No a la exclusión por motivos de género

8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres

Comunicado de Prensa

Madrid, 6 de marzo de 2014.En este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social en el Estado español (EAPN-ES) reivindica una vez más la necesidad de luchar contra todas las formas de discriminación y violencia que sufren cada día las mujeres en el mundo. La justicia social solo puede alcanzarse desde la igualdad de género y de derechos de todas las personas.

La brecha que separa a los hombres de las mujeres en situación de pobreza ha seguido ampliándose en los últimos años, fenómeno conocido como ‘feminización de la pobreza’. Las mujeres no participan de forma igualitaria en el reparto del bienestar y la riqueza. La educación secundaria en las regiones donde se concentra la mayoría de la población mundial, no llega a un tercio de las niñas, lo que las dificultará el acceso a un empleo dignamente remunerado.[1] El desarrollo humano de las mujeres sigue alejado o muy alejado del desarrollo humano masculino en todo el planeta.

Las mujeres se enfrentan a restricciones económicas. Su participación en el mercado de trabajo se ha reducido, a nivel global, en los últimos 30 años (pasando del 57% en 1990 al 55% en 2012). En 15 países, las mujeres necesitan del consentimiento del marido para poder trabajar. La brecha salarial con los hombres, a escala mundial oscila entre el 10% y el 30% por igual trabajo. Sólo la mitad trabaja a tiempo completo y realizan más del doble que los hombres en el trabajo reproductivo de cuidado y del hogar. En los países pobres, una de cada tres se casa antes de los 18 años y, a nivel global, una de cada tres sufre violencia sexual.[2] En palabras de Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas “son demasiadas las niñas y mujeres que siguen sufriendo malos tratos en el hogar, mutilación genital y otras formas de violencia que las traumatizan como individuos, dañando a la sociedad en su conjunto. La discriminación sigue siendo una dura barrera que se ha de romper”.

Ya lo advirtió Rigoberta Menchú “la paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.

En Europa, las mujeres sufren más el desempleo. El empleo de las mujeres es más precario, a tiempo parcial, y peor remunerado. De los 550 millones de personas trabajadoras pobres del mundo, un 60% son mujeres. La brecha de género de las pensiones se acerca al 39% en la Unión Europea, relegando a las mujeres mayores a vivir en la pobreza. Por varias de estas razones, en Europa, según los datos de Eurostat 2013, aproximadamente 120 millones de personas viven en situación o riesgo de pobreza y exclusión social, de las que un 54% son mujeres. En un informe reciente, la UE admite que, a este paso, llevará 70 años llegar a la igualdad entre hombres y mujeres en Europa.[3] “Cuando la impresión generalizada, al menos en muchos países de los considerados desarrollados, es la de que las vidas de las mujeres en dichos países están mejorando, las cifras desmienten este tópico”, señala Isabel Allende, directora de EAPN España. Es imprescindible una verdadera voluntad política que erradique su discriminación.

En contextos de exclusión social, se demuestra aún más que la discriminación por motivo de género es uno de los grandes males endémicos de la sociedad. Mujeres gitanas, inmigrantes, sin hogar, con discapacidad, etc. viven la discriminación múltiple. Cualquier situación de exclusión se ve agravada cuando el ser mujer forma parte de la ecuación. Millones de mujeres, tanto en España como en el resto del mundo, se enfrentan a una lucha diaria por el reconocimiento y defensa de su dignidad, arriesgando, como hemos visto, incluso sus vidas.

Aún queda mucho camino por recorrer. Pero además de lo que queda, la sociedad no puede renunciar a los avances alcanzados en los últimos años, hoy más que nunca amenazados por las medidas de ajuste presupuestario y los recortes sociales y de derechos. Cada día, vemos cómo la igualdad se socava con recortes en todos los ámbitos: en el laboral y económico, en el educativo, en la lucha contra todas las formas de violencia de género, etc. Bajo la excusa de la crisis económica y financiera, las mujeres se ven abocadas a un retroceso en los derechos alcanzados y a una situación económica de dependencia que socava su autonomía y las deja más vulnerables a la pobreza y la exclusión social.

Sólo poniendo en marcha políticas de igualdad efectivas podremos romper la brecha de género que aún separa a hombres y mujeres. Son necesarios unos Presupuestos Generales del Estado que no recorten las partidas destinadas a igualdad (recorte del 33% en los últimos cuatro años), un compromiso institucional y empresarial que ponga freno a la brecha de género en materia salarial y de empleo, un refuerzo de la protección de las víctimas de violencia de género, así como una mayor financiación de la Ley de Dependencia y de las políticas públicas que faciliten y refuercen la conciliación y la corresponsabilidad.

El empoderamiento y la puesta en valor de las mujeres, así como de los valores tradicionalmente adjudicados a las mismas, son factores imprescindibles para el desarrollo de la sociedad. Sólo proporcionando a las mujeres las oportunidades, medios y recursos que les permitan superar el círculo vicioso de la pobreza y la exclusión social, estaremos contribuyendo al bienestar de todas las personas y de la sociedad como conjunto.

A lo largo de la historia, el patriarcado ha impuesto sus normas, dejando a un lado los derechos y libertades de la mitad de la población, intentando silenciar a las mujeres. Es el momento de que, hombres y mujeres, sigamos alzando la voz por la igualdad de derechos y oportunidades entre ambos sexos.

"Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar"

Malala Yousafzai

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