Mauricio Gutiérrez, de 42 años, nunca volvió a abrir la puerta de su casa. Fue su esposa quien, en apenas un mes, tuvo que malvender por 600 euros los muebles y el Ford Focus. Fue ella quien gestionó la salida de las mellizas del colegio; y quien echó el cerrojo del pisito donde vivían alquilados en la calle de San Vicente Mártir de Valencia. Su esposo no pudo ayudarla con la tarea: se encontraba en Colombia desde mediados de octubre, cuando lo detuvieron camino del bar donde trabajaba sin contrato y lo trasladaron de inmediato a Madrid para expulsarlo del país en un avión. No tenía papeles. "Mis últimos 15 años de vida se acabaron en 48 horas".

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