Javier Galparsoro (Valladolid, 1956) ha salido de viaje con el móvil encendido. De hecho, lleva meses sin apagarlo. La situación de los miles de refugiados que se agolpan en los improvisados campos levantados en esta “Europa vieja”, como él la llama, casi no le dejan dormir. Cofundador hace 26 años del Comité español de Ayuda al Refugiado (CEAR) parece hipnotizado pero en realidad está espantado. Así que cuando habla de los perseguidos y observa cómo la policía fronteriza de Macedonia o Hungría o Grecia les golpean con porras y les gasea, abandona el habitual discreto espanto y surge la total irreverencia de llamar a las cosas por su nombre.